#CuartoDeGuerra: ¿Qué no hacer para ganar ?
Actualizado: 10 sept 2021
En el post anterior les conté sobre qué priorizar a la hora de llevar adelante una estrategia de comunicación, la emoción o la razón.
Un dicho muy acertado sobre las campañas electorales es el que plantea que las mismas son carreras de obstáculos y quien gana, es aquel candidato que más ha podido evitarlos.

Por ello, la primera gran acción a considerar es que la decisión de ser candidato sea realmente una decisión de la cual se está completamente seguro y si además, para la misma se podrán conseguir y/o tener los recursos mínimos necesarios para poder llevar la candidatura adelante. Que el ego no te convierta en un ternero en camino al matadero sin poder brindar una justa pelea, teniendo en cuenta que las probabilidades de perder son las más realistas. Hay que evitar el sentimiento de frustración a toda costa.
El desafío de ganar una elección, siempre desata pasiones.
Desde el mismo candidato, su círculo cercano y especialmente sus seguidores, las emociones juegan un rol muy limitante, poniendo en riesgo el resultado electoral.
Tampoco se debe permitir que quien lidera la estrategia sea alguien cuyas emociones personales lideren la estrategia, en concreto, nuestro jefe de campaña no debe permitir que sus sentimientos opaquen la toma de decisiones, por ello siempre se recomienda que ni los familiares o personas del círculo de mucha confianza del candidato formen parte del proceso de planificación y de ejecución de una campaña.
Tu jefe de campaña tiene que ser alguien neutro, preferentemente que no te conozca previamente, y que piense en la carrera como parte de la acción de competir. De la misma manera se le recomienda a los médicos no operar, ni atender personalmente a quienes forman parte de su círculo afectivo, ya que es poco probable mantenerse aislados de los sentimientos, de esta forma las acciones estratégicas serán lideradas por decisiones racionales, evitando la posibilidad de errores.
De la mano de estas recomendaciones hay algo que muchas veces por diversas razones se creen que son innecesarios y es precisamente llevar adelante un proceso de investigación. Sin datos, no hay decisiones racionales. Sin datos, no podemos brindar un diagnóstico. Una vez más la medicina nos enseña al respecto. El instinto, la experiencia, el olfato, son parte del proceso, pero no necesariamente ciertos o verdaderos. Guiarse por ideas verosímiles te pueden llevar a perder, algo que a priori reconocemos como una gran posibilidad, pero en vez de generar una amortización a futuro para el candidato, nos dará como resultado el desgaste de un candidato cuyas consecuencias son prácticamente insalvables.
Una vez que contamos con la decisión, el equipo y los datos, debemos desde ya trazar la estrategia electoral. Las propuestas de campaña en la actualidad se construyen con grandes enunciados que dan lugar a libre interpretación, apelando a la emoción, interpelando y conversando un poco con tu público duro (aquel sector que ya sabemos te va a votar por sí) y mucho uso de recursos y tiempos para el público indeciso semejante a tu electorado.