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La Estrategia de la Razón VS La Emoción

Actualizado: 11 may 2021



Cualquier acción y decisión del hombre se produce con el uso de la razón y de la emoción.


Mal que nos pese, debemos aceptar que entender de manera determinista a nuestros actos y decisiones como una respuesta a resultados y pensamientos analíticos, es negar nuestro ADN emocional, de la misma forma que para los Atenienses no participar en la vida pública significaba negarse como hombres, negar la emoción en la toma decisiones implica la renuncia a nuestra propia condición humana.


Las emociones ayudan a las personas a relacionarse con su medio ambiente. Las positivas motivan a los humanos a basar su comportamiento en hábitos ya desarrollados, mientras que las emociones negativas motivarían a los hombres a indagar y repensar decisiones tomadas.


En investigaciones de psicología social se ha demostrado que el resultado está determinado por el impacto social que se anticipa en las propias emociones, porque las mismas tienen mucho que ver con las expectativas, y viceversa. Para decirlo en criollo, los hombres utilizamos la emoción como LA FUENTE de información principal a la hora de tomar decisiones.


En algunas investigaciones de marketing se ha demostrado también que las expectativas emocionales desde el cómo prevé el comprador que le hará sentir la compra o no de algo, influyen en el comportamiento de los consumidores y por supuesto, en los sentimientos que experimentan después del acto de consumo.


Para ser claros: los hombres realizaremos determinadas transacciones económicas buscando generar experiencias emocionales positivas. En cambio, cuando nos enfrentamos con situaciones desafiantes, que implican el uso de estrategias “creativas” para procesar información de manera “racional”, la emoción, es verdaderamente quien desempeña un papel fundamental en el desarrollo de la intuición para tomar decisiones.

Como verdaderos animales políticos, los hombres somos razón y emoción. Es por esto, que en cualquier estrategia que se planifique, debemos considerar de forma sine qua non la necesidad de interpelar y motivar a nuestro público objetivo audiencia a través de emociones, y en especial de emociones positivas.

Con lo cual, el mejor consejo que les puedo apoyar es: Si queremos motivar a nuestro electorado debemos apelar si o si al sentimiento y la emoción que el candidato o la propuesta genera, y muy a mi politólogo pesar dejar los datos y propuestas racionales a su mínima expresión y el segundo consejo es que el mensaje que utilicemos para interpelar esas emociones sea SIMPLE.


Escrito por

Alexandra Carballo Frascá

Columnista Senior

Politóloga y Docente de Ciencia Política, egresada de la Universidad de Buenos Aires.

Docente de la misma casa de estudios y de la Universidad de Belgrano. Especialista en comunicación digital (UTN) de organismos gubernamentales, políticos y figuras públicas (OEA). Experiencia en comunicación del tercer sector y en el ámbito privado. Especialista en Marketing (ESEADE). Se desempeña profesionalmente en las áreas de consultoría, capacitación, planificación y gestión de la comunicación integral digital, asesoría legislativa e incidencia en políticas públicas. Dirige su propia Fundación.

Twitter: @AlexCarballoOK

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